Guía de plántulas 1: el semillero

La plántula es un término para nombrar a las primeras etapas de desarrollo de la planta, desde que germina la semilla hasta que adquiere sus primeras hojas verdaderas.

Para garantizar un mejor crecimiento, se realiza este periodo de crecimiento en condiciones controladas en un invernadero, colocando las semillas dentro de bandejas de germinación o almácigos.

 

¿Por qué sembrar en almácigos?

Algunas de las ventajas de producir plántulas en almácigos o semilleros son:

  • Permite comenzar a sembrar antes de tener listo el terreno definitivo.
  • Se tienen condiciones de temperatura y humedad controladas para la germinación y desarrollo de la plántula.
  • Se puede controlar su crecimiento.
  • Hay un mejor control de amenazas como plagas, enfermedades y condiciones climáticas adversas.

 

  • Se pueden tener plántulas del mismo tamaño para reponer alguna que haya sufrido algún daño y una producción más uniforme.
  • Se reduce el tiempo de permanencia en la tierra de cultivo definitiva.
  • Hay una mayor precocidad de la planta.

 

Pero, principalmente, al emplear correctamente los semilleros, se pueden obtener plántulas sanas y vigorosas con un sistema radical bien desarrollado, con hojas de buen color y tamaño, libre de plagas, tolerante al clima y con un tamaño y desarrollo homogéneo.

 

¿Qué se necesita?

Para producir plántulas en invernaderos se necesitan bandejas de plástico desinfectadas, un riguroso control fitosanitario antes, durante y después de la siembra, garantizar que el agua de riego está limpia, y un control de temperatura y humedad.

La plántula se siembra sustituyendo el suelo por un sustrato, le cual debe tener las siguientes características:

  • Buena consistencia
  • Porosidad adecuada
  • Buen drenaje
  • Estar libre de gérmenes
  • Tener un pH de 5 a 7.5
  • Una alta capacidad para retener la humedad y nutrientes.

 

El sustrato dentro de la bandeja cubre a las raíces en un cepellón, es decir, en una capa de sustrato que toma la forma del semillero y le brinda protección durante el trasplante.

Por otra parte, es necesario preparar las charolas sí éstas ya se han utilizado en otras temporadas. Para evitar riesgos de enfermedades, se deben desinfectar las charolas utilizando agua,  detergente y tallarlas con un cepillo. Para desinfectar, se puedes utilizar productos específicos o una solución de blanqueador para ropa con agua, en una proporción de 20:1 (ejemplo: 20 litros de agua por uno de cloro).

Las charolas desinfectadas se sumergen en agua limpia para eliminar el cloro y se dejan reposar en estibas con las cavidades hacia abajo durante 2-3 días. Después se vuelven a sumergir en solución desinfectante y se dejan reposar otros dos días.

En cuanto a la humedad, se debe agregar agua a los semilleros para facilitar el manejo del sustrato, utilizando una manguera o un sistema de irrigación para humedecer el semillero de manera uniforme. Es muy importante evitar:

  • Que se apelmace o se formen terrones al compactar el sustrato; cuando éste no está lo suficientemente húmedo se dificulta la ventilación y el drenaje.
  • Si está demasiado húmedo el sustrato se pueden formar costras que afecten la germinación de la semilla.

 

En una próxima entrada, te explicaremos el proceso de trasplante para una producción de hortalizas.

 

Las recomendaciones en este artículo están basadas en información obtenida de las fuentes citadas y deberán ser usadas como una referencia rápida para información acerca de:

http://www.zacatecas.inifap.gob.mx/publicaciones/prcChileInv.pdf

http://www.fao.org/3/a-a1374s/a1374s03.pdf

http://www.agronuevoleon.gob.mx/oeidrus/hortalizas/2siembra.pdf

http://es.slideshare.net/luisdi/produccin-de-plntulas-de-hortalizas

El contenido de este artículo no debe ser sustituido por la opinión profesional de un productor, cultivador, agrónomo, especialista en fitopatología, y profesiones similares relacionadas con este cultivo específico.

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