Llega a la mesa de los consumidores con sandías firmes, frescas y de extraordinaria calidad. Para lograrlo, acompáñanos en este recorrido en donde te mostraremos algunas técnicas y recomendaciones para una exitosa siembra de sandía.
Primer paso: ¿Cómo está el clima y tu suelo?
El primer paso, después de seleccionar una variedad, es contemplar el clima y el suelo. La sandía es una cucurbitácea muy sensible a las bajas temperaturas, y se desarrolla de manera óptima en climas calientes que oscilan entre los 18 y los 25 °C.

Para germinar, se requiere una temperatura mínima de 15 °C y una máxima de 45 °C, con una óptima de 25 °C. Para el proceso de floración, los niveles óptimos son de entre 18-20 °C; para la etapa de desarrollo, las temperaturas deben ir entre los 23 y los 28 °C, mientras que para la maduración se recomienda una temperatura óptima de 23-24 °C.
Las sandías se desarrollan mejor en suelos franco-arenosos con un buen nivel de materia orgánica. Es un vegetal que es muy tolerante a la acidez (pH 6,8-5,0) y medianamente tolerante a la salinidad (3,860-2560 ppm).
Segundo paso: genera las plántulas
Para ganar tiempo, y tener un mayor control sobre las condiciones climáticas y de salud de la semilla, se recomiendo producir las plántulas de sandía en invernadero. Para germinar en invernadero, se requiere una temperatura constante de 26 a 29 °C, además de contar con condiciones semihúmedas.
Tercer paso: prepara el terreno
Las labores de preparación de terreno comienzan con tres o cuatro pasadas de rastra y limpieza del suelo para posteriormente hacer las camas, con una distancia de 2.5 metros entre cada una, y levantar borderos.
Enseguida, sigue la instalación del acolchado de plástico negro con un sistema de riego por goteo (para labores de fertirrigación), con el fin de preservar la humedad del suelo por más tiempo, evitar la proliferación de maleza y aumentar el rendimiento de la producción.

Cuarto paso: realiza el trasplante y continúa el desarrollo
Ya que la plántula tiene el tamaño necesario, y el terreno está listo, hay que realizar el trasplante. La ventaja de tener una planta trasplantada, es que se acelera el crecimiento de las plántulas, además de que su formación en invernadero es más uniforme.
Sin embargo, si la labor de trasplante no se realiza adecuadamente, se puede dañar el sistema radicular de la plántula, reduciendo el rendimiento de la producción. Los trasplantes pueden ser con capellón o a raíz limpia; pero se recomienda la primera opción para proteger a las raíces.
En el caso de los riegos, se debe cuidar que no falte humedad en el suelo, sobre todo en la etapa de desarrollo, para que el fruto crezca de la manera correcta. Ya acercándose la fecha de cosecha, hay que disminuir las dosis, pues el exceso de agua puede partir los frutos durante su manejo.
Quinto paso: cosecha
La cosecha se recomienda hacerla en las primeras horas de la mañana para apreciar mejor el estado de madurez del fruto y evitar daños por el sol.

Finalmente, se recomienda que el cultivo de sandía esté dentro de un programa de rotación de cultivos; es decir, no repetir su siembra en el mismo terreno durante varios años, sino alternar su siembra con otros cultivos.
Las recomendaciones en este artículo están basadas en información obtenida de las fuentes citadas y deberán ser usadas como una referencia rápida para información acerca de:
El contenido de este artículo no debe ser sustituido por la opinión profesional de un productor, cultivador, agrónomo, especialista en fitopatología, y profesiones similares relacionadas con este cultivo específico.