
- Las enfermedades de la raíz y el tallo reducen el rendimiento, la calidad y la capacidad de almacenamiento de los bulbos cosechados.
- La resistencia del hospedero es la estrategia más eficaz para el manejo tanto de la podredumbre basal como de la raíz rosada.
- La podredumbre basal (Fusarium oxysporum f. sp. cepae (Hansen) Shyderc Hansen.) y la raíz rosada (Phoma terrestris) son dos enfermedades del suelo con gran impacto en la cebolla.
Las enfermedades que afectan las raíces y los vástagos de las cebollas pueden afectar significativamente el rendimiento, la calidad y la capacidad de almacenamiento de sus bulbos, y como los patógenos están presentes en el suelo, estas enfermedades pueden ser difíciles de controlar. Los patógenos causan infecciones a través de las raíces de la planta o de la placa basal del tallo. En consecuencia, los primeros síntomas observados de la enfermedad suelen aparecer en las hojas, desarrollados debido a la reducción de la capacidad de las plantas para transportar agua y nutrientes del suelo hacia las hojas. Sin embargo, los síntomas foliares no son lo suficientemente distintos como para permitir un diagnóstico específico. Es necesario evaluar los sistemas radiculares y los tejidos del bulbo para determinar con precisión la causa del problema. La pérdida de funcionalidad de la raíz y del tallo y la consiguiente pérdida de área fotosintética de las hojas en declive se combinan para reducir el tamaño y la calidad de los bulbos en desarrollo, lo que a veces conduce a la podredumbre del tejido del bulbo.
Este artículo se centra en dos enfermedades importantes del suelo, la podredumbre basal por Fusarium y la raíz rosada (Phoma terrestris), ambas causadas por patógenos fúngicos. Una vez establecidos en un suelo, los patógenos persisten durante muchos años y se propagan dentro de los campos y entre ellos a través de cualquier cosa que mueva el suelo, como los equipos, los implementos, las herramientas y el agua que fluye sobre la superficie del suelo. Estos patógenos también pueden introducirse en los campos a través de grupos de cebollas o de bulbos de ajo infestados. Siempre se recomienda el tratamiento de las semillas para proteger las plántulas o almácigos de infecciones en las primeras fases de desarrollo.
Identificación
Los síntomas iniciales de la podredumbre basal por Fusarium en la superficie incluyen el amarillamiento y la ondulación de las hojas más viejas, empezando por sus puntas. El amarillamiento se convierte en necrosis, y finalmente conduce al marchitamiento total de la hoja, que se pudre. La inspección del sistema radicular revela raíces de color marrón oscuro translúcido. El hongo patógeno coloniza la placa basal del tallo, haciendo que las zonas más externas se decoloren y luego se pudran. La podredumbre puede avanzar a partir de la placa del tallo hasta la parte carnosa [Figura 1].1 Los bulbos infectados pueden no mostrar evidencia de deterioro en la cosecha, pero pueden comenzar a pudrirse durante el almacenamiento.2

Así como ocurre con la podredumbre basal por Fusarium, los primeros síntomas observados de la raíz rosada generalmente se presentan en las hojas. Las plantas infectadas parecen sufrir deficiencia de nutrientes y/o estrés hídrico, que se produce debido a la función limitada y deteriorada del sistema radicular. Las hojas se vuelven blancas, amarillas o marrones, empezando por las puntas, siendo llevadas a la necrosis. Las plantas infectadas se desprenden fácilmente y las raíces muestran una decoloración rosada (Figura 2). Al inicio, la coloración rosa es leve en intensidad, pero con el tiempo, pasa de rosa oscuro a rojo. En suelos ácidos, las raíces infectadas pueden volverse amarillas.3 Finalmente, las raíces infectadas se vuelven púrpuras, se arrugan y deterioran. Las plantas infectadas se atrofian y sus bulbos suelen ser de tamaño inferior al normal, especialmente si fueron infectados en una fase precoz, ya que si se infectan mientras son mudas pueden morir.1 Sin embargo, el hongo no coloniza los tejidos del tallo o del bulbo. Los síntomas son más graves durante los períodos de altas temperaturas del suelo y en las plantas sometidas a estrés por humedad.

Condiciones favorables
Tanto la podredumbre basal por Fusarium como los patógenos de la raíz rosada pueden permanecer viables en el suelo, en los tejidos radiculares infestados y en otras formas de restos vegetales durante varios años, incluso en ausencia de cebolla y de otros cultivos hospedantes susceptibles. Sin embargo, el cultivo continuo de cebollas y otros cultivos relacionados puede dar lugar a graves epidemias de estas enfermedades a medida que aumentan las poblaciones de patógenos. Ambas enfermedades también se ven favorecidas por las temperaturas cálidas del suelo. La temperatura óptima para la podredumbre basal por Fusarium es de 26,6°C, con poco desarrollo de la enfermedad bajo temperaturas inferiores a 15°C. Las temperaturas óptimas para el desarrollo de la raíz rosada se sitúan entre 23,8° y 26,6° C, con un desarrollo reducido por debajo de 15,5° C.1
El patógeno Fusarium basal puede infectar directamente los tejidos intactos de la cebolla, pero las infecciones son más graves en plantas afectadas por plagas de insectos en el suelo. La aplicación inadecuada de fertilizantes o los daños mecánicos durante las operaciones de campo también pueden predisponer a las plantas a la infección. La raíz rosada es más severa en plantas que sufren de deficiencias de nutrientes o estrés por calor o sequía excesivos. 2
Manejo
Existen cultivares de cebolla resistentes para el manejo de la podredumbre basal por Fusarium y de la raíz rosada. En el caso de la podredumbre basal por Fusarium, todavía puede observarse el crecimiento del hongo en las raíces y los tallos, pero normalmente la enfermedad no progresa, como ocurre en los cultivares susceptibles. La expresión de la resistencia por parte de las plantas se produce después de la colonización inicial de la placa del tallo por el patógeno.1 Existen altos niveles de resistencia para controlar la raíz rosada. Una buena gestión del riego y de prácticas de cultivo pueden limitar los daños causados por estas enfermedades. En lugares en los que se ha establecido alguno de estos patógenos, las rotaciones a largo plazo (de cuatro a seis años) entre cebollas y cultivos afines pueden ayudar a prevenir la acumulación de inóculo en el suelo. Sin embargo, es poco probable que incluso las rotaciones a largo plazo den como resultado la eliminación completa de los patógenos en el suelo. Se deben utilizar conjuntos de cebollas sanas para ayudar a prevenir la introducción del patógeno y limitar la incidencia de la enfermedad.
Se ha demostrado que la fumigación del suelo con pesticidas químicos y antagonistas biológicos reduce la incidencia de la enfermedad y aumenta el rendimiento en lugares con una alta presión de enfermedades. También se ha demostrado que la solarización del suelo, que consiste en cubrirlo con plástico transparente durante los meses más cálidos del año, reduce los niveles de la enfermedad en las zonas de clima cálido. 1
Fuentes:
1. Schwartz, H. and Mohan, S. K. 1995. Compendium of onion and garlic diseases. APS Press, St. Paul, MM.
2. Langston, D. B. 2014. Diseases of Vidalia onions. In Onion production guide. Eds., Boyhan and Kelly. University of Georgia Extension. B 1198-2.
3. Reiners, S. and Seaman, A. (Eds). 2016. Cornell Integrated Crop and Pest Management Guidelines for Commercial Vegetable Production.
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