Agente causal
Burkholderia gladioli pv. alliicola (syn. Pseudomonas gladioli pv. alliicola).
Distribución
En todo el mundo.
Síntomas
Los síntomas a menudo se presentan como una o dos hojas marchitas en el centro del racimo de hojas. Con el tiempo, estas hojas se tornan amarillas y se les seca la punta mientras que tanto las hojas más viejas como las más nuevas conservan su apariencia verde y saludable. En las primeras etapas de la enfermedad, los bulbos parecen sanos, a excepción del tejido del cuello, que se ablanda. En una sección longitudinal, una o más escamas internas tendrán apariencia acuosa o cocida. La enfermedad se extiende de la superficie de la capa infectada hasta la base, donde puede extenderse a otras capas, en lugar de esparcirse de manera transversal de escama a escama. Con el tiempo, todo el tejido interno se pudre y finalmente las escamas internas se secan y el bulbo se marchita. Apretar la base de las plantas infectadas provoca que la porción interna podrida de los bulbos salga a través del cuello, de ahí el nombre de piel resbaladiza.

Condiciones para el desarrollo de la enfermedad
La bacteria necesita humedad para infectar y crece en temperaturas con rango de 5-41 °C. Pueden producirse enfermedades graves en periodos de lluvias torrenciales con vientos fuertes o granizo. La irrigación intensa y el rocío constante también pueden originar la enfermedad. Esta bacteria se transmite a través de la tierra y puede llegar al follaje y a los cuellos a través de salpicaduras y, una vez ahí, entra a través de las heridas. Mientras más madura la planta, la susceptibilidad incrementa. En climas cálidos, aproximadamente de 30 °C, los bulbos infectados pueden descomponerse en 10 días; sin embargo, en los cultivos almacenados, la descomposición avanza lentamente y a menudo pasa de uno a tres meses para que el bulbo se pudra por completo.
Control
Cosechar las cebollas cuando los bulbos hayan alcanzado la madurez total. No almacenar los bulbos hasta haberlos secado por completo. Reducir las lesiones en tallos y bulbos y evitar el riego por aspersión cuando el cultivo esté alcanzando la madurez para ayudar a reducir las pérdidas causadas por la enfermedad. Los bulbos deben almacenarse a 0-2 °C, con ventilación adecuada para evitar que se forme condensación en los bulbos.