Agente Causal
Didymella lycopersici (anamorfo: Phoma lycopersici).
Distribución
Dinamarca, Marruecos, Nueva Zelanda, Rumania, Rusia y Reino Unido.
Síntomas
La infección generalmente ocurre en el tallo al nivel del suelo o por encima del mismo; sin embargo, todas las partes foliares de la planta pueden ser afectadas. Se forman lesiones café oscuro y hundidas en la base de la planta que consecuentemente se expanden para rodear el tallo, causando que las hojas más viejas se tornen amarillas y se marchiten. Conforme progresa la marchitez, eventualmente puede morir la planta. Con frecuencia se forman numerosas manchas negras (picnidios) en las lesiones oscuras del tallo, las cuales son estructuras fructíferas del hongo. Las salpicaduras de agua propagan las esporas del hongo de los picnidios al fruto, hojas y tallos, causando infecciones adicionales y la propagación de la enfermedad. Las infecciones del fruto ocurren con frecuencia en la punta del cáliz, primero como una lesión acuosa que rápidamente evoluciona a una lesión negra hundida y con anillos concéntricos. La infección de las hojas empieza con manchas pequeñas, las cuales evolucionan a lesiones cafés con anillos concéntricos. Se pueden desarrollar picnidios en el centro de estas lesiones, causando que las hojas presenten una apariencia de “agujeros de bala”, o que mueran.

Condiciones para el desarrollo de la enfermedad
Estos hongos pueden sobrevivir en el suelo, en residuos vegetales infectados y en semillas, así como en plantas solanáceas y otros hospederos relacionados. La podredumbre del tallo por Didymella ocurre en una amplia variedad de condiciones; sin embargo, una temperatura de 20 °C, combinada con las salpicaduras ocasionadas por el riego y la lluvia, crean un ambiente ideal para el desarrollo y la propagación de la enfermedad. Las plantas se vuelven más susceptibles conforme maduran y la falta de nitrógeno y fósforo en el suelo pueden contribuir a la severidad de la enfermedad.
Control
Los programas de aplicación de fungicida pueden ser efectivos si se aplican correcta y oportunamente. Un buen programa de saneamiento, incluyendo la eliminación de todos los residuos vegetales y hospederos alternativos infectados, así como una rotación de cultivo de tres años entre cultivos de tomate, pueden disminuir las pérdidas causadas por esta enfermedad. Evitar el riego por aspersión y proporcionar una adecuada ventilación en cultivos de invernadero.